Continuidad o discontinuidad
18 de octubre de 2021TEMA: VALOR RAZONABLE
Pronto el presidente Joe Biden tendrá que tomar una de las decisiones de mayor consecuencia de su administración, particularmente en el ámbito económico: dar continuidad a Jerome Powell al frente de la Reserva Federal o no.
Ya el período del máximo líder del principal banco central del mundo está próximo a expirar y está en manos del inquilino actual de la Casa Blanca nominarlo para un segundo período de cuatro años o proponerle al Senado otro nombre.
Sólo en Estados Unidos, con su maravillosa complejidad y riqueza institucional, puede la elección del jefe de banco central revestirse de tantos matices y relevancia en el entorno de la discusión pública; aunque, sin duda, el enorme poder a escala global de este cargo y las particulares circunstancias que vivimos en el mundo entero debido al virus, hacen que la elección sea inevitablemente de interés para el ciudadano de a pie, americano o no.
Encuentro particular que, a pesar de todo lo que se juega en esta decisión, el presidente Biden tenga ante sí una decisión que se puede pintar en blanco o en negro.
Renominar a Powell es, esencialmente, un voto por la continuidad no sólo de la política monetaria desplegada durante la titularidad de éste, sino por el semblante severo y circunspecto que históricamente ha caracterizado a la institución y que forma buena parte de su prestigio y credibilidad.
Powell no sólo es un banquero central: se ve como uno, habla como uno. Los mercados le tienen tremenda confianza, ya que no son pocos los que consideran que, sin su poderosa reacción en medio del desajuste global del virus, la economía global hubiese colapsado.
Para buena parte de los mercados, Jerome Powell es, sencillamente, un superhéroe impecablemente vestido.
Del otro lado Biden puede tratar, mediante una elección heterodoxa, y probablemente más cercana a su corazón, darle un giro a la Reserva Federal. Durante mucho tiempo, ese Plan B ha tenido nombre de mujer: Lael Brainard, miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal y que, de no ser Powell el escogido por Biden, probablemente sea la elegida.
Una economista respetada, pero con inclinaciones y relaciones en el cuadrante izquierdo del arcoíris político de Washington, una Reserva Federal bajo Brainard podría ser una institución más activista en temas extra-económicos y mucho más controladora en temas regulatorios. Interesante la disyuntiva ante la que se enfrenta el Presidente. Y uno nunca descarta la sorpresa. Ya pronto sabremos.
El autor es financista.