La era del Big Tech

6 de julio de 2020

TEMAS: Valor razonable

La pandemia ha subrayado la relevancia de un sector económico que desde hace años se había mostrado dominante, no sólo en lo económico sino en nuestra imaginación colectiva: La tecnología de la información, y muy particularmente, Big Tech, las grandes empresas tecnológicas.

En la actualidad, las cinco grandes empresas tecnológicas globales, todas estadounidenses (Apple, Microsoft, Amazon, Google y Facebook) representan más de la quinta parte de la capitalización de mercado del Standard & Poor’s 500, el índice por antonomasia para medir la dinámica amplia de la economía estadounidense en el mercado de valores.

Lo que impresiona no es lo que son en la actualidad estas grandes empresas, sino lo que pueden llegar a ser. A pesar de que las Cinco Grandes son ya, y de pleno derecho, colosos corporativos que en muchas métricas han dejado atrás a gigantes de otros sectores más tradicionales, como Johnson & Johnson, Boeing o ExxonMobil, el examen del comportamiento de los monstruos de la información siempre deja, por lo menos a mí, un sabor a adolescencia, a crecimiento que está por venir.

Big Tech representa un cambio cualitativo en la forma en la cual los seres humanos interactuamos y actuamos dentro del sistema económico, social y hasta político. Su ubicuidad es delirante. Compramos y vendemos, nos expresamos y formamos nuestras opiniones, y en muchos casos hasta nos enamoramos y odiamos a través de estas plataformas.

Al momento de escribir estas líneas, productos y servicios de las Cinco Grandes me rodean y usted, si se toma un par de minutos para hacer el mismo ejercicio, probablemente se encuentre en la misma situación. Es inescapable, o escaparse es huirle a las posibilidades de nuestros tiempos, que es lo mismo.

Los retos para todos que representan este poder inmenso dan vértigo. El choque de la tecnología de la información y el entramado institucional de nuestras sociedades representa la colisión que definirá algunos de los grandes temas de nuestra era: los límites de la privacidad y el modelamiento del comportamiento; y el poder de mercado de empresas cuya tecnología es, quizá, irreplicable en el futuro previsible, lo que es disertar sobre los límites del poder del Estado.

Lejos de preverse un final, todo esto está apenas comenzando, si consideramos que las posibilidades infinitas de la Inteligencia Artificial están “in útero”, la cual aumentaría la capacidad de las grandes empresas tecnológicas de ampliar su influencia a sectores, como el financiero, que parecen estar a su alcance. El dominio de Big Tech apenas comienza.

Editor: Roberto González Milá de la Roca